Gastronomía

Gastronomía

El olivo es protagonista en el paisaje y cocina de la comarca.La cocina es, sin duda, una de las señas de identidad propia de un territorio. Estrechamente entroncada con su ámbito geográfico, la cocina del Bajo Martín comparte múltiples rasgos con la del interior de la península y con la que se practica en casi toda la comunidad, amén de recibir la beneficiosa influencia de la tan popular dieta mediterránea. Las verduras de la huerta, el cordero, el cerdo en sus múltiples variantes y el aceite de oliva son sus principales protagonistas.

El Bajo Martín puede alardear de tener en sus filas algunos de los emblemas alimenticios de Teruel como son el aceite del Bajo Aragón y el melocotón de Calanda, ambos con denominación de origen. Prácticamente todas las localidades que forman esta zona están acogidas a sus órganos reguladores y por lo tanto salen al mercado con un marchamo de calidad garantizado. Estos dos productos reglamentados tienen un crédito y un reconocimiento de sobras certificado.

Otro de los destacados del Bajo Martín es el queso, principalmente el de oveja y cabra. No en vano Samper de Calanda es conocida como la villa del queso aragonés. Sus quesos, Los Valles y Los Tambores, se elaboran en pequeñas empresas de tradición familiar. El primero, con seis meses de curación, es floral y frutal, y el segundo, de curación más larga, es potente, sabroso y ligeramente dulce.

Cardos con almendras.Un hipotético menú que tomase como base la despensa del Bajo Martín, tendría a la verdura como primer plato, sobre todo cardo o borraja, "arreglados" con aceite del Bajo Aragón. Antes y como aperitivo, unas tostadas de pan untadas con paté de olivas, servirían para abrir el apetito. También destaca un plato de cuchara que aquí se trabaja con maestría: las judías blancas con oreja y morro. La oreja, por sí sola, compone otro de los platos clásicos de cuantos se elaboran en esta comarca.
Para los segundos, el repertorio cárnico contempla cerdo --con jamones, embutidos y conservas, como máximos exponentes--, caza menor --conejo, perdiz y codorniz-- y, por supuesto, ternasco, irreemplazable en cualquier recetario aragonés.

Como colofón de sobremesa, la nómina de postres es amplia y rica. Aceite, harina y azúcar (de remolacha) sientan las bases de una repostería elaborada en los hornos de muchos municipios. Los almíbares, compotas y conservas de fruta (melocotón, higo, pera, calabaza...) ponen alma a los bollos y frituras característicos. También conviene destacar los excelentes turrones artesanos que se elaboran en Híjar.

Los suelos del Bajo Martín están incluidos dentro de la indicación geográfica Vinos de la Tierra del Bajo Aragón. Se recupera así una tradición vinícola que en otros tiempo tuvo gran importancia. En la zona conviven uvas autóctonas (romero de Híjar, royal de Alloza o la teca) con uvas de mayor notoriedad como la garnacha, moscatel, merlot o syrah. La mayor superficie cultivada está en Samper de Calanda.